METAPLASMO

METAPLASMO

Los metaplasmos son transformaciones que se hacen en algunas palabras.
Los cambios fonéticos pueden ser por adición, por supresión o por la distinta combinación de sonidos:
  • Adición
  1. La prótesis (al principio de las palabras).
  2. La epéntesis (al medio).
  3. La paragoge (al fin).
Una especie de aumento, en menor grado, es el refuerzo, ya en las vocales, ya en las consonantes.
  • Supresión:
  1. La aféresis (al principio de las voces).
  2. La síncopa (al medio),
  3. La apócope (al fin).
  4. La haplología es la eliminación de una sílaba semejante a otra contigua de la misma palabra (impudicia por impudicicia).
Una especie de supresión, en menor grado, es la debilitación o atenuación, sea de las vocales, sea de las consonantes.
  • Distinta combinación
  1. La asimilación (se hacen iguales dos letras que no eran)
  2. La disimilación, que es lo contrario (se hacen distintas dos letras iguales)
  3. La transposición o metátesis (cambio del orden)
  4. La contracción (se funden dos letras)
Algunos de estos han caído casi en desuso como figuras, como la aféresis, la epéntesis, la metátesis, y aun la prótesis y la síncopa; de manera que los que más se emplean hoy son la apócope, la contracción y la paragoge.
Los metaplasmos son más usados por los poetas que por los prosistas; no obstante, estos emplean algunos, en gracia a la brevedad, por necesidad reclamada por el verso.
En la prosa poética se han usado bastante los metaplasmos. Cervantes empleó mucho dichos cambios y alteraciones de las palabras en sus obras, especialmente en el Quijote.
La prótesis y paragoge, que consisten en añadir una o más letras al principio y al fin de la palabra respectivamente, se usan al formar el presente de indicativo del verbo ir. Si este verbo fuera regular, diría yo o; y al decir voy, se han añadido una v al principio y una y al fin, por prótesis y paragoge.
La prótesis no está en uso ya en el castellano moderno. Ningún escritor emplea hoy las palabras atambor, abajar, aplanchar, abastar y otras por el estilo.
También se usa la paragoge en las voces poéticas felice, feroce, huespede, infelice.
La epéntesis, adición de letra o letras en medio de las palabras, puede verse en conozco, merezco, salgo, tengo, asgo. Si estos tiempos fueran regulares, dirían conozo, merezo, salo, teno, aso. Se ve, pues, que se ha añadido una letra en medio de cada palabra. Otro ejemplo es el vulgarismo crocleta por croqueta.
La aféresis, supresión de letra o letras en principio de palabra, se observaba en el uso de palabras como «norabuena, Colas», en vez de «enhorabuena, Nicolás».
La síncopa, omisión de una letra o varias en medio de la palabra, se observa en los futuros habré, cabré, sabrás. Si estas formas verbales fueran regulares, dirían haberé, caberé, saberás; de modo que se ve la supresión de una e en medio de cada palabra.
También se usa la síncopa en las voces hidalgo, navidad en vez de hijodalgo, natividad.
La apócope, omisión de una o más letras al fin de palabra, se observa en los imperativos pon, sal, haz, ten, ven, en cada uno de los cuales se ha suprimido la desinencia e. También se hace uso de este metaplasmo en:
un, algún, cien, gran, san, primer
siquier, cualquier, buen, mi, tu, su

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